Ella era soñadora, una chica que siempre soñaba con un gran futuro, un futuro de aquellos que hoy casi no existen. Ella creía en amores eternos, ella deseaba un amor eterno, sincero, puro e irrompible contra viento y marea. Pero ella también era realista y en el fondo sabía que el futuro que ella deseaba no iba a ser posible, tarde o temprano todo acabaría. Pero ella quería que sea tarde, no temprano. Ella era Annie, una chica sensible; que creía que todo era posible; era alegre y al mismo tiempo callada y tímida, a veces se enojaba rápidamente y también era celosa, no en exceso ni en vano, pero lo era porque tenía miedo de perder a las personas importantes que tenía en su vida.
Él era serio la mayor parte del tiempo, no confiaba en nadie, prefería muchas veces su soledad, su espacio, salir a caminar sin rumbo alguno, perderse en sus pensamientos. Él era de las personas que no podía estar en un lugar por mucho tiempo; cuando se encontraba ante un problema prefería marcharse sin decir nada, él creía que eso era lo mejor para todos. A él no le gustaba incomodar a la gente, él quería ser alguien pero por sí mismo. Él era Liam; un chico serio pero que a veces sonreía, que sólo confiaba en 3 personas, que cuando te volvías importante en su vida te lo demostraba con algunos detalles. Le encantaba leer, ver series, reunirse con sus amigos y amigas, pero tenía un defecto: cuando decidía marcharse no había nadie capaz de detenerlo. Tampoco le gustaba que le ocultasen cosas, él quería saberlo todo, no quería secretos o cosas a medias.
Era una época navideña; cuando por casualidad, entrando en su página personal, buscaba un contacto y vio el nombre de ella. Él no sabía de ella en mucho tiempo, 3 años para ser exactos. Desde el último adiós él hizo su vida y ella la suya. Pero el destino, el universo o lo que fuere quiso que ellos volvieran a saber el uno del otro. Él se animó a escribirle temeroso, sin saber si ella le respondería. Al día siguiente, ella le respondió. Desde allí comenzaron muchas charlas, muchas explicaciones, ambos se pidieron disculpas por lo ocurrido en el pasado y decidieron volverse a conocer el uno al otro. Ya que ambos habían cambiado a través de los años, habían aprendido otras cosas, habían sufrido, crecido, aprendieron a ser fuertes y maduraron al mismo tiempo.
Las charlas se volvieron diarias, se contaban muchas cosas vividas, se empezaron a preocupar el uno por el otro, se empezaron a extrañar cuando no hablaban y empezó a prenderse una pequeña llama de amor. Ambos sentían que esos 3 años en los cuales estuvieron separados, nunca hubieran pasado, porque sentían que se conocían muy bien, tenían muchos pensamientos y actitudes en común, lo cual a ambos los hacía muy felices. Así pasaron 2 meses: de anochecidas, una que otra amanecida, hablando a través de textos y por audios.
Todo iba muy bien y llegó el día en que ambos confesaron que se querían, lo importante que era el uno para el otro, las ganas que tenían de estar juntos y cumplir todos los planes que alguna vez se dijeron. Ellos se prometieron a través de las palabras que algún día todos aquellos planes se harían realidad, que no era algo imposible, pero que si tomaría algo de tiempo. Annie se sentía tan ilusionada y soñaba con que ese momento llegara pronto; ella no era una niña; pero creía que en algún lugar existía alguien que quisiese lo mismo que ella: una compañía eterna y mucho, mucho amor para dar. Y ella llegó a creer que él era ese "alguien". Y Liam también llegó a creerlo.
Ambos sonreían mucho cuando hablaban, tenían conversaciones donde hablaban del pasado y de un futuro, no cualquier futuro, un futuro ideal que ambos querían llevar a cabo. Llegó una noche en la que se dijeron con toda firmeza y convicción que nunca más permitirían que algo los separara. Ellos querían estar juntos, ellos querían luchar contra cualquier adversidad, derrotar cada problema y salir adelante, pero siempre juntos. Esa noche ya no habían más dudas, ya no había más miedo para Annie, ella volvía a creer en el amor. Ella volvía a sonreír con más ganas, una sonrisa se le pintaba en el rostro cuando pensaba en todas las cosas lindas que él le había dicho y sobre todo en aquél: "Jamás voy a dejarte Annie, tú eres alguien importante para mí. No te dejaré ir, no me rendiré tan fácil y tampoco te perderé tan fácilmente. Yo te quiero y eso debes tenerlo siempre presente".
Aquella noche ella se acostó recordando esas palabras..

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